SKATEBOARD, SUDOR Y COMUNIÓN CON EL ENTORNO
Una de las ventajas del skateboard en relación al surf es el tamaño de la tabla y la posibilidad de llevártela a cualquier parte contigo. Y es esa una de las razones por la cual me gusta patinar. Cada vez que hago un viaje mi tabla me acompaña y siempre dedico al menos un par de horas para skatear uno de los spots de la ciudad que visito. Me encanta hacerlo a primera hora de la mañana si el viaje es de placer y a última hora de la tarde, o por la noche, si el viaje es de trabajo. Se trata de una especie de ritual de adaptación al nuevo entorno urbano. Para mi el skateboard es una comunión con la ciudad, una manera de entrar en relación con ella y de adaptarme. Sentarme en el suelo, tocarlo con las manos, “morder el polvo”, ensuciarme, hablar con los locales. Es curioso pero si bien antes me sentía incomodo después de haber sudado practicando un deporte después de patinar durante horas el sudor y la suciedad no me molestan. ¿Me habré vuelto un guarrete? Bueno, podéis pensar lo que os parezca pero para mi sudar, caerme, llenarme la ropa de polvo y ensuciarme las manos mientras patino es una especie de bautismo, un rito de purificación. Y, extrañamente, después de pasar por este ritual no me siento sucio sino curtido, lleno de vida y preparado para iniciar la exploración del nuevo entorno.
En la foto un montaje del nuevo STOCKWELL SKATEPARK, también conocido como BRIXTON BEACH, en Londres. Pronto tendré la oportunidad de saborear sus curvas y no veo la hora.
2 comentarios
Ivan, Skateando -
gelito -