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SKATEANDO

Viajes

PUERTO ESCONDIDO

Hace màs de una dècada que deje Puerto Escondido, un pueblo y una ola que te muestran como vivir el surf y el dia a dia de forma diferente.

GINEBRA

Aquí estoy, escribiendo desde Ginebra y mas perdido con este teclado que un pingüino en Zamora. Así que perdonadme por los acentos y demás faltas de ortografía. Bueno, el caso es que llegué ayer para asistir a una conferencia y al salir me dí de bruces con una piscina para entrenar. En cuando al skateboard llevo días buscando en Internet para ver si hay algún bowl por aquí cerca pero aún no he encontrado nada. A cambio me he topado con un panfleto turístico de Munich en el que se habla de un nuevo bowl en esa ciudad del sur de Alemania. Espero pasar pronto, quizás en otoño con motivo de la Oktoberfest. Pero en este momento lo más importante es que ya faltan pocos días para regresar a casa: El Jueves me voy a Milano, el Viernes descanso, el Sabado en el Parco Lambro tenemos una prueba del Quiksilver Bolwrider y el Domingo cojo el avión para Asturias, que ya tengo ganas de ver a la familia y a los amigos y pillar unas olas.

LOS PIBES DE OUARZAZATE

LOS PIBES DE OUARZAZATE
Ouarzazate es una de las ciudades más conocidas de Marruecos. Se encuentra al oeste del Alto Atlas y en ella han realizado numerosas películas. Es el punto de partida para llegar al desierto. Su Medina está poco valorada turísticamente pese a su belleza, lo que supone un atractivo extra. Uno de sus puntos fuertes es la presencia de un montón de niños jugando en sus inmediaciones que con sus gritos y risas dan alegría a la pobreza en la que viven muchos de sus habitantes.
    Paseando por las huertas de la Medina descubrí algo que llevaba tiempo buscando. El caso es que me fascina nuestro legado musulmán y visitando las huertas anexas a la parte vieja de Ouarzazate me sentí como transportado a la Granada Nazarí. Las palmeras, el contraste entre el rojo de la tierra y del adobe de los edificios con el verde de las plantas, las cumbres nevadas del Alto Atlas como fondo, el paisaje humano. Me parecía estar dentro de uno de esos relatos de Washinton Irving en los que aparece la vieja Al-Andalus, tan presente en nuestros genes y tan maltratada por siglos y siglos de fanatismo religioso y revisionismo histórico.